El rasgo más característico de la estructura social es la desaparición del poder económico de los
tradicionales grupos privilegiados del Antiguo Régimen que, además de sufrir la pérdida de sus privilegios
fiscales ven mermadas sus rentas por la finalización del mayorazgo, la desamortización de
los bienes eclesiásticos y la desaparición del diezmo en un momento en que, lentamente las nuevas
actividades industriales y de servicios llevan al primer plano a los industriales vascos y catalanes, a
los financieros periféricos y madrileño y a la burguesía terrateniente que se forma tras las desamortizaciones
y desvinculaciones.
La nobleza y la Iglesia siguen conservando, aún, cierto poder dado por su presencia en el Senado
y por el peso ejercido en las mentalidades con una burguesía que busca imitar a unos y servirse de los
otros hasta ir consolidando valores propios como la capacidad personal o la importancia de la vida
terrenal.
Los mayoritarios jornaleros, campesinos y urbanos, siguen viviendo en malas condiciones por lo
que, poco a poco, va a ir agrupándose en busca de remedio. Sus asociaciones son, todavía, incipientes
y, a menudo, solapadas con los problemas políticos aunque ya se vislumbran a fines del período
las corrientes de pensamiento obrero dominantes y poderosas en el s. XX.
El arranque del movimiento obrero en España
Según José María Jover, hasta 1873 es conveniente distinguir entre las actitudes espontáneas del
proletariado español y el influjo de las teorías extrapeninsulares.
En el primer caso, actitudes espontáneas, hay una tendencia a organizarse a pequeña o mediana
escala (municipio, provincia) siguiendo la tradición gremial. Como no parece raro Cataluña, en
concreto los trabajadores del textil algodonero, son los primeros en organizar una asociación para
mejorar sus salarios, apoyarse en los casos de problemas económicos e, incluso, reivindicar el propio
deseo de asociarse.
En general los primeros conflictos, casi preindustriales, se relacionan con la oposición a la entrada
de máquinas en lugar de obreros, es decir en la línea de los movimientos ludistas ingleses. El
primer disturbio se produce, sin embargo, en Alcoy a comienzos de los años 20 y son destacables la
quema de la fábrica Bonaplata en Barcelona, una fábrica muy mecanizada, y la primera huelga general
en la historia de España, verano de 1854, en contra de los nuevos telares mecánicos.
Al mismo tiempo se aprecia una simpatía por los partidos que apoyan sus peticiones: los liberales
progresistas, los demócratas y los republicanos que, a menudo, los utilizan como fuerza de choque
para disturbios fundamentalmente de tipo urbano: la revolución de 1868 concederá en reconocimiento
por ello el derecho de asociación y reunión que pasa, incluso, a figurar, en la propia Constitución
de 1869,
Por lo que respecta al campo también parece haber continuidad con otras épocas históricas: movimientos
esporádicos en el tiempo y generalmente aislados, especialmente en el Sur, relacionados
con épocas de hambre o abusos concretos de los propietarios territoriales. A veces estos motines
aparecen en zonas de Castilla donde consiguen alcanzar a ciudades con cierta importancia: motines
del pan en Valladolid y Medina de Rioseco en el año 1856.
HISTORIA DE ESPAÑA
CURSO 2009/2010
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TEMAS SEGUNDA EVALUACIÓN
En segundo lugar, el de las teorías extrapeninsulares, tenemos en principio la importación de la
doctrina de los socialistas utópicos como Fourier, que llevó a la creación de varios falansterios, organizaciones
autónomas agrarias donde se vivía en común, en Cádiz y Barcelona desde donde se
extenderían hacia Madrid defendidos por Fernando Garrido.
Las libertades de asociación y propaganda relacionadas con la revolución del 68 hicieron posible
una primera sección de la Internacional en septiembre de ese mismo año, sección que cristalizaría en
la FERE (Federación de la Región Española) en 1870 dependiente de la AIT (Asociación de Internacional
de Trabajadores) fundada en 1864.
En esta predominaba la ideología anarquista basada en Kropotkin y, sobre todo, Bakunin que, gracias
al trabajo del italiano Fanelli contaría con 40.000 afiliados en 1873, especialmente entre los
obreros del textil catalán y los jornaleros del campo andaluz. Su ideología se basaba en la destrucción
del estado y la negación de cualquier valor a la vía política por lo que ésta será en nuestro país, a
diferencia de Alemania o Gran Bretaña, muy débil.
Además una buena parte del movimiento obrero sigue apoyando al republicanismo en detrimento
de opciones más estrictamente obreristas. De hecho la conexión entre federalismo republicano y
bakuninismo es importante: populismo basado en contraposiciones bipolares: despotismo/libertad;
centralismo/federalismo; pobreza/opulencia. Además tienen en común el anticlericalismo, la condena
de la opresión y la defensa de la idea de progreso.
Paradójicamente no participarán significativamente en las elecciones republicanas del 33, ganadas
a pesar de todo por los republicano-federales de Pi i Margall (desaprovechando la oportunidad
de crear un vínculo real, además de los teóricos, entre clase obrera y republicanismo) y sí por contra
en el movimiento cantonalista lo que llevaría a su ilegalización tras el golpe de estado de Pavía.
Destacar finalmente como el trabajo del yerno de Marx, Paul Lafargue, permitió la creación de
un pequeño núcleo de aquella ideología en Madrid liderado por el tipógrafo Pablo Iglesias que se
iría separando progresivamente de la Internacional por su defensa de la vía política y su interés en
hacerse con el Estado. En 1872 en el congreso de Zaragoza serían expulsados de la Internacional y
no volverían a cobrar importancia hasta 1879 cuando fundan el primer partido obrerista del país, el
PSOE, en 1879.
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Hola. Soy nuevo en este blog. Lo primero felicitarte y agradecerte el trabajo. Mi pregunta es si tu respuesta contesta a lo expuesto en el titulo, pues si no me equivoco no hablas del crecimiento demografico. Me podrias aclarar esto porfavor?? Muchas graias. Un saludo
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