lunes, 12 de abril de 2010

14.5. La guerra civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. El desarrollo del conflicto: etapas y evolución en las dos zonas.

No se había previsto la transformación del golpe militar inicial en una guerra civil. Incluso
entre los generales golpistas había numerosas interpretaciones desde la reinstauración
monárquica (Sanjurjo) hasta la república autoritaria (Mola) pero no tanto la dictadura fascista
que, poco a poco, se fue abriendo paso.
Igualmente la República, como se ve en las dudas iniciales en la entrega de armas a los
sindicatos, era un bloque inicialmente homogéneo sino muy dispar entre los partidarios del
parlamentarismo clásico y los más revolucionarios.
La mayor unidad de los rebeldes y las peleas continuas, más o menos soterradas, en el
bando republicano explican en parte la derrota que también tiene razones militares al ser el
ejército de Marruecos el más preparado para el combate y sus jefes los más convencidos de
la victoria final. Vendría entonces una Dictadura destinada a durar suficientes años como
para evitar la vuelta al punto de partida económico y social y a tapar las responsabilidades
penales del bando vencedor
Conspiraciones del ejército existían desde tiempo atrás pero ahora habrá un grupo
notoriamente radicalizado por lo que ellos entendían como degradación de la autoridad y la
agitación continuada en las calles.
El primer paso se da el 8 de marzo del 36 en una reunión en la que entre otros jefes militares
estaban Franco, Mola y Varela donde se decide que el alzamiento no será en nombre de la
República ni de la Monarquía sino en el de España.
Preparados para el 20 de abril tuvieron que aplazar su conspiración por el conocimiento que
el gobierno tenía de ella en unos momentos en los que las propias juventudes de algunos
partidos del Frente Popular (Izquierda Republicana y Unión Republicana) coincidían en la
insostenibilidad de una situación en la que los propios largocaballeristas arremetían contra
Indalecio Prieto.
Casares Quiroga recibe una carta de Franco, que seguía conspirando, donde se le avisa de
la situación que también conocen personas tan dispares como José Antonio Primo de Rivera
o algunos políticos del Frente Popular. Mola, el director, fijará la fecha para mediados de julio
y será la muerte de Calvo-Sotelo el origen último de la sublevación que comenzaría el día 17
en Africa.
La Guerra civil española comienza con un golpe de estado fracasado. Triunfa en zonas
donde la derecha era tradicionalmente fuerte (Castilla-León, Navarra, Baleares), en lugares
donde los generales son más decididos (Zaragoza, Sevilla, Granada) y muy importante en el
Marruecos español. Pero fracasa en sitios bastante destacados: Madrid, lugar donde
estaban las reservas de oro del Banco de España; P. Vasco, Cataluña, Cantabria y Asturias
(salvo Oviedo) sedes industriales españolas y en todo el Este peninsular.
En términos humanos hablamos de 14 y 11 millones respectivamente en zona republicana y
nacional. Los republicanos dominaban la Marina (tras la defenestración de los oficiales) y la
aviación, y el ejército de tierra estaba más dividido aunque la parte más profesional estaba
con los sublevados.
Además el ejército republicano era menos homogéneo (mezcla de profesionales con
miembros de la izquierda y los sindicatos armados, algo que constituyó la primera gran
diferencia en el seno del Frente Popular) e, incluso, con objetivos distintos: los comunistas
querían ganar la Guerra mientras que los anarquistas deseaban hacer la revolución al mismo
tiempo. El ejército sublevado tenía un líder indiscutible, Franco, y no había diferencias de
criterio a la hora de actuar. Se trataba únicamente de ganar la Guerra.
Antonio Moreno Juste divide en cuatro grandes períodos la evolución militar de la Guerra
Civil:
Del paso del Estrecho a la batalla de Madrid: julio 1936-primavera de 1937:
Es la fase en la que los sublevados consiguen dominar la mitad del país: el paso del ejército
africano a la Península, logrado con la ayuda alemana e italiana, permite conquistar gran
parte de Andalucía y Extremadura por la débil resistencia ofrecida de las mal organizadas
milicias populares. Queipo de Llano había logrado previamente el dominio en el Suroeste y
Mola en una parte del Norte (menos Vizcaya, Santander y Asturias) . A destacar la toma en
septiembre del 36 de San Sebastián e Irún que impedirá la entrada de suministros para los
republicanos a través de esa zona de la frontera francesa. En ese mismo mes de septiembre
se libera el Alcázar de Toledo , elemento de gran valor psicológico para las tropas nacionales.
Por el contrario las columnas que convergían hacia Madrid desde el sur y norte fracasan en
su intento de tomar la capital entre el otoño y la primavera de 1936-37. Inicialmente se
produjo un ataque frontal y luego batallas sangrientas de cerco: carretera de La Coruña
(diciembre36-enero37) Jarama (febrero 37) y Guadalajara (marzo 37). En estos choques la
participación internacional es muy importante: llegada de asesores soviéticos e intervención
de las Brigadas internacionales, participación de las CTV ( Corpo di truppe voluntarie).
También es el momento de la organización del Ejército Popular de la República, la formación
de una línea de frente que se mantendría en Madrid hasta el final de la Guerra. En esta
misma fase destaca la toma de Málaga en la que también intervinieron tropas italianas.
Se puede decir que es la fase de la transformación de un pronunciamiento en una guerra
civil larga en la que el ejército republicano resiste como puede. Aparece mucho material
armamentístico moderno exterior y combatientes extranjeros que ayudaron a la crudeza y la
duración del conflicto y se pasa de una guerra de movimientos a otra de posiciones con
pequeños avances estratégicos y duras pérdidas humanas.
De la batalla del Norte a la batalla de Teruel: primavera del 37-primavera del 38:
Desplazamiento hacia el norte de las operaciones para hacerse con el potencial económico
de la zona al romper el cinturón de fortificaciones en torno a Bilbao y la toma de sus
industrias intactas. Agosto es la caída de Santander y septiembre y octubre los del fin de Asturias. A destacar previamente el elemento simbólico de la destrucción de la villa de
Guernica por la aviación alemana e italiana el 26 de abril de 1937.
Los republicanos intentarán a lo largo de este período aliviar la situación con las batallas de
Belchite (Teruel) y Brunete (Madrid) Se produce, además, una batalla en condiciones
meteorológicas extremas en el Bajo Aragón donde los republicanos tomaron y después
perdieron Teruel.
A destacar en este momento el poder aéreo y artillero nacional para entender la conquista
del Norte y el vuelco en la guerra marina donde también se imponen los nacionales gracias al
apoyo de unidades italianas y alemanas y a la actitud del Comité para la no intervención.
Batalla del Ebro: abril-diciembre 1938:
Fase crítica de la guerra producida por la llegada de los nacionales a Vinaroz (Castellón)
cortando en dos , Cataluña y Valencia, la zona mediterránea republicana. La ofensiva del
Ebro significa la voluntad de resistir y, de hecho, esta batalla es la más cruenta de la guerra:
60.000 bajas en cada bando. Inicialmente se producen importantes éxitos republicanos que
son frenados por la posterior contraofensiva que llegó a liquidar las cabezas de puente del
ejército republicano que se bate a la defensiva hasta abandonar sus posiciones en la zona
occidental lo que propicia el ataque a Cataluña con gran superioridad de hombres y
materiales de las tropas sublevadas: aunque a la República le quedaban 48 divisiones (ocho
menos que a Franco) la suerte de la guerra estaba echada si se tiene en cuenta además, la
desaparición del apoyo soviético y el fracaso de la estrategia de esperar que estallara una
guerra en Europa tras la Conferencia de Munich.
Batalla de Cataluña y fin de la guerra: diciembre de 1938-marzo 1939:
Barcelona cae el 26 de enero tras la débil resistencia republicana con el que se inicia el exilio
de 500.000 personas, entre ellas Manuel Azaña el presidente de la República. En Madrid un
sector no comunista de la Junta de Defensa toma el control bajo el mando del comandante
Segismundo Casado que intenta, en contra de la opinión del presidente del gobierno Negrín,
establecer una paz de reconciliación con Franco algo que éste rechaza pues exige una
rendición sin condiciones entrando sus tropas el 28 de marzo en la capital y firmándose el 1
de abril el último parte de guerra. Era el final de la guerra de desgaste impuesta por Franco
en la que los republicanos apenas habían podido realizar operaciones de distracción para
prolongar el conflicto: el contraste entre un ejército en constante reorganización y medios
insuficientes frente a la eficacia de la ayuda alemana e italiana a Franco que además tenía
unas buenas fuerzas de choque es uno de los resúmenes de un conflicto que, sin la
presencia de apoyos extranjeros (sobre todo por su regularidad en el bando nacional, nunca
hubiera podido alcanzar en ambas zonas las dimensiones que tuvo.

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