lunes, 12 de abril de 2010

14.1. Panorama general del reinado de Alfonso XIII. Intentos de modernización. El Regeneracionismo. Crisis y quiebra del sistema de la Restauración. L

Tras los sucesos del 98, la venta y pérdida de los últimos restos coloniales españoles
especialmente Cuba y Filipinas, producidos bajo la regencia de su madre María Cristina de
Habsburgo, el inicio del reinado de Alfonso XIII está marcado por los intentos revisionistas de
Maura y Canalejas.
El primero centrado en la Ley de las Mancomunidades y en quitar poder a los caciques
acabaría frustrado por los propios diputados restauradores antes de que la Semana Trágica
obligará a Maura a dimitir. Le sucede Canalejas en la intención renovadora con un amplio
programa del que destaca la Ley de Órdenes Religiosas también frustrada a la larga en la
Cámara antes de su asesinato por un anarquista en Madrid.
Dato y Romanones son los últimos que intentan arreglar la situación pero la crisis de 1917
muestra la imposibilidad de conciliar caciquismo con las propuestas de regionalistas y
republicanos; el descontento de los militares, hasta ahora bien integrados en el sistema
restaurador, y la primera gran huelga general del movimiento obrero español en el
emblemático año de 1917.
Tras ellos los gobiernos se suceden unos tras otros si aportar nada a la marcha del país. Es
más la situación se deteriora en Marruecos con el desastre de Annual en 1919 cuya
depuración de responsabilidades, junto a la situación del orden público en Cataluña, está en
la base del pronunciamiento de Primo de Rivera
Durante sus años en el poder, y al hilo de la bonanza de los felices años 20, se
producen avances en obras públicas como carreteras y pantanos y se llega a una “paz” de
orden público y social que contrasta fuertemente con la situación anterior, especialmente en
Cataluña. Por conseguir Primo logró acabar con el problema de Marruecos tras el
desembarco en Alhucemas.
Pero, poco a poco, los obreros que habían colaborado con él le van abandonando
como lo hizo la burguesía catalana y, al final, el propio ejército hasta llevarle a una situación
de difícil gestión que culmina con su exilio y dos frustrados intentos de volver a la normalidad
con Berenguer y Aznar que no impedirían la llegada de la II República.
Entre 1902 y 1908 se produce la toma de contacto de Alfonso XIII con la realidad. Es un
momento de inestabilidad gubernamental y de expresión de deseos de regenerar el sistema
desde dentro y fuera de éste como lo hizo Joaquín Costa cuando, a raíz del desastre del 98,acusaba a los políticos de haber abandonado la nación en beneficio de los poderosos.
Aquellos, por su parte, atraviesan problemas de liderazgo, después de Cánovas y Sagasta,
hasta que en torno a 1910 les sucedan Maura y Canalejas respectivamente.
Será Maura el primero que logre cierta estabilidad política para llevar a cabo una política de
“revolución desde arriba” entre 1907 y 1909. Entre sus proyectos destaca su intento de
entenderse con el catalanismo político personificado en la LLiga y su dirigente Cambó. A
ellos les iría destinada una ley que permitía el mancomunamiento de entidades locales y
provinciales que no logró hacerse aprobar por las Cortes.
Éstas seguían dominadas por los caciques a los que intentó quitar peso electoral declarando
obligatorio el voto (para evitar que forzaran a la gente a no hacerlo) y haciendo que los
escaños con un solo candidato se adjudicarán automáticamente (para evitar que hubiera una
falsa lucha electoral) a pesar de lo cual su resultado no sería el esperado. Además Maura
elaboró otras leyes importantes como las relativas a lograr la reconstrucción del poder naval
español o las relacionadas con el establecimiento de inspecciones de trabajo. Su labor sería
frenada, finalmente, por los sucesos de la Semana Trágica Catalana y la polémica
internacional sobre el fusilamiento de Ferrer i Guardia, que dan paso a una época liberal.
Ésta se personificaría en José Canalejas quien también intentaría cambiar el sistema desde
arriba entre 1910 y 1912: establecimiento de jornadas de 9 horas en las minas, regulación
del trabajo femenino, abolición del impuesto de “consumos” sustituido por otro relacionado
con las rentas urbanas, es decir cambiando un impuesto indirecto (e impopular) por otro
directo y progresivo (más justo y equitativo). Además intentó evitar la sustitución en el caso
del servicio militar algo que sólo logró para casos de guerra cuando todo el mundo debía
incorporarse.
Canalejas, antes de su asesinato en 1912, estableció una ley que limitaba la expansión de
las órdenes religiosas y que tenía por objetivo que monjes franceses, y extranjeros en
general, huyendo de sus leyes, se establecieran en el país. Sin embargo una posterior ley
sobre garantías a las asociaciones, que debía ser aprobada para que el texto sobre órdenes
religiosas entrara en vigor, no consiguió salir adelante con lo cual los religiosos siguieron
estableciéndose sin problemas.
A su muerte se comienza a ver la crisis del turnismo por más que figuras como Romanones
o Dato intentarán un nuevo relevo en el liderazgo de los partidos a pesar de que sí se
aprueben ahora leyes como la de las Mancomunidades o se afiance el Protectorado en
África: la triple crisis militar, política y social de 1917 es buena prueba de ello. Después de
ésta numerosos gabinetes, a menudo muy breves, intentarán enderezar la situación pero se
encuentran con su propia debilidad (producto del fraccionamiento interno de los partidos) la
propia envergadura de los problemas, singularmente los relativos a las protestas obreras
(especialmente en Cataluña) y el deterioro de la situación africana tras el desastre de Annual,
hechos todos ellos, junto a un hastío en la opinión pública y en el pensamiento del Rey, que
hicieron posible la llegada tan pacífica de la Dictadura de Primo de Rivera en septiembre de
1923.
Inicialmente es un movimiento de opinión que propone soluciones ante la crisis generada por
la derrota colonial del 98. Creen que el sistema ha fracasado pero no está agotado.
Simplemente no ha conectado con las masas del país al ser un sistema de minorías: contar
con aquellas es paso previo para regenerar el sistema.
Joaquín Costa ( 1846-1911) es el formulador de una nueva política que defendía el
alejamiento de los intereses de la oligarquía y la introducción de políticas nuevas en materia
de construcción de carretera , obras hidraúlicas, creación de escuelas, redistribución de la
tierra, etc. y todo ello mediante la captación del voto de las masas apartadas del sistema.
Costa buscaba conciliar capital y trabajo y apoyarse en las clases medias para acabar con la
“guerra” entre patronos y obreros. Le interesaba la europeización del país pero también la
autonomía local. Busca restablecer el colectivismo agrario tradicional tan dañado por la
desamortización de bienes comunales.
Intentó articular un movimiento político a partir de la Unión Nacional de Productores
poniendo especial atención en evitar una revolución social creando la figura del “cirujano de
hierro” que llevara la nación hacia el progreso. Fracasó porque quiso hacer un partido político
independiente que formara parte, incluso, del consejo de ministros, aunque sus ideas
quedaron como patrimonio común de derechas e izquierdas: la figura del “cirujano de hierro”
atraería poderosamente a los futuros dictadores tanto como a la izquierda republicana de los
años 20.
Además de Costa los escritores de la “generación del 98” describirían ese alejamiento entre
política oficial y vida real o la reflexión sobre la identidad nacional y el atraso con respecto a
Europa.
La actitud de Unamuno, Baroja, Machado, Maeztu y otros no trascendió políticamente al no
presentar propuestas concretas aunque sí aportaciones individuales de carácter moral y
social: el concepto de Machado de “las dos Españas” entendido como una lucha entre el
librepensamiento europeísta y el tradicionalismo católico o simplemente entre el
analfabetismo rural y las grandes ciudades es buena prueba de ello.
La crisis de 1909 se nota especialmente en Barcelona y Cataluña, las dos zonas más
industrializadas del país donde recibe el nombre de Semana Trágica. Conoce
manifestaciones de protesta extremas como el levantamiento de barricadas en las calles, la
quema de conventos o el corte de comunicaciones con España. Será respondida con la
declaración del estado de guerra y la represión del ejército con cinco obreros fusilados y la
ejecución del pedagogo libertario Ferrrer i Guardia al que por sus ideas se consideraba
instigador de los hechos.
El origen de la misma tiene que ver con la llamada a los reservistas para pelear en
Marruecos. La mayoría de ellos estaban casados, tenían hijos y no querían ir a luchar a una
guerra donde pensaban sólo se servían intereses de los militares que buscaban ascensos o
los intereses mineros del Rif. A ello se le añadirá el tradicional descontento obrero por su
mala situación económico-social y un fuerte anticlericalismo alimentado por Lerroux y la
tradición anarquista catalana.
Aparte de los muertos y detenidos (más de 1000) la Semana Trágica trajo consigo la caída
del conservador Maura, el encuentro entre republicanos y socialista (que se hará más
patente en el 31) y la mala imagen de España en el extranjero como consecuencia del
fusilamiento de Ferrer que dio pié a hablar de nuevo de la tradición inquisitorial española.
1917 es el momento más duro de la Restauración, aquél en que las fuerzas mantenidas al
margen, movimiento obrero, regionalismo y socialismo toman un protagonismo de primer
orden. La presión del sistema se acentuará cuando uno de sus principales logros, haber
mantenido a los militares en sus cuarteles después de los continuos pronunciamientos del
XIX, salte también por los aires con las Juntas de Defensa Militares establecidas ahora.
De alguna manera podemos decir que el 17 es preludio de lo que vendrá después, de la II
República protagonizada obviamente por republicanos pero también por nacionalistas y
movimiento obrero presentes los primeros y segundos en la Asamblea de Parlamentarios;
actores los terceros de la primera gran huelga política de la Restauración. Por su parte los
militares anuncian la vuelta a los pronunciamientos del s, XIX que no tardarán, en forma
distinta lógicamente, en volver con las Dictaduras de Primo de Rivera y del General Franco
después.
Podemos considerar, por lo tanto, que esta fecha marca una oportunidad perdida para una
posible democracia española libre del parlamentarismo caciquil por un lado y de la tutela
militar por otro, democracia que integraría, además, sin sobresaltos las propuestas más
básicas del movimiento obrero.
Es la voluntad de otros que España recupere en algo su condición perdida de país colonial.
Es, pues, la desconfianza entre Gran Bretaña y Francia por el control del Estrecho el origen
de la presencia militar en Marruecos.
Eso sí la dominación española, como se vio desde el primer momento, iba a costar mucha
sangre en la pacificación y mantenimiento y pronto se incorporarían a la mentalidad popular
nombres como el del Barranco del Lobo o el del Gurugú, sinónimos de tragedias y
desgracias.
En la Península esta aventura causó poco entusiasmo desde el principio excepto, quizás,
entre los beneficiarios de las minas del Rif. Por otra parte constituyó una fuente de
problemas tan graves como la Semana Trágica catalana, reservistas que se niegan a volver a
Africa, o la propia Dictadura de Primo de Rivera conectada con el Informe Picasso sobre el
desastre de Annual.
Marruecos es clave, por último, en la historia española por ser lugar de formación de
muchos de los generales que habían de protagonizar la Guerra Civil española, muchas veces
acompañados por tropas africanas que jugarían un papel de fuerza de choque nada
desdeñables.
En 1919 y ante la lentitud de los avances en pacificar Marruecos se hicieron cargo de las
operaciones los generales Silvestre y Berenguer que, al principio, consiguieron algunos éxitos
aunque pronto hubo de enfrentarse al levantamiento de Abd-el-krim.
Alentado por sus éxitos, y quizás por Alfonso XIII, el general Silvestre imtentó llegar al punto
clave de Alhucemas acumulando sus tropas en Annual en posiciones difíciles de defender y
separado de su retaguardia.
Como las cosas no parecían ir bien decidió evacuar la fortaleza, acción nefasta en la que
perecieron 12.000 soldados españoles generando una enorme campaña de protesta en el
país donde se exigió desde la retirada de Marruecos hasta un juicio por lo sucedido.
El juicio, que nunca llegó a celebrarse se basaba en el Informe del General Picasso que
encontró numerosas responsabilidades, entre ellas las del propio Berenguer. Todas estas
responsabilidades quedaron olvidadas tras la Dictadura de Primo de Rivera en cuyo origen
está el desastre como una causa importante que buscaba evitar el desprestigio del ejército.

1 comentario:

  1. bufff está bastante mal, yo no me lo estudiaría para nada por aquí. La dictadura de Franco no ha de nombrarse por ejemplo y parece que esté redactado a base de flashback. Chicos: buscaos mejor otro.
    Pd: Ni guay,ni interesante,ni divertido.

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