lunes, 12 de abril de 2010

16.2. Los gobiernos democráticos. Los desafíos del golpismo y del terrorismo. Cambios políticos, sociales y económicos. Cultura y mentalidades.

UCD ganaría las siguientes elecciones, 1979, aunque, de nuevo, sin mayoría absoluta. Para
las siguientes, las primeras municipales que se celebraban en España después de 40 años,
la izquierda con la unión de PSOE y PCE consiguió imponerse en las alcaldías más
importantes.
Al mismo tiempo que la vida política continuaba con la aprobación de los estatutos vasco y
catalán o los periódicos sobresaltos del terrorismo de ETA, la UCD comenzaba a perder
protagonismo tras fracasar en el referéndum convocado en Andalucía, que consiguió, en
contra de la opinión de aquellos, su reconocimiento como nacionalidad histórica, y ganar
por estrecho margen una moción de censura socialista.
Lo peor, sin embargo, estaba en las propias disputas internas que llevaron a la dimisión de
Suárez, momento crucial para la democracia pues en la votación para elegir sustituto se
produjo el golpe de estado del 23-F: el teniente coronel Tejero asaltando el Congreso y el
capitán general de Valencia Miláns del Bosch, movidos inicialmente por su hastío del
terrorismo, intentaban acabar con la democracia en el país algo que no lograron por el nulo
respaldo encontrado en la sociedad española así como la decidida intervención del Rey en
su contra.
Con Leopoldo Calvo-Sotelo, el sucesor de Suárez, no mejoraron las cosas en UCD y de
hecho las siguientes elecciones generales fueron ganadas por mayoría absoluta por el PSOE
liderado por Felipe González. Esto se repetiría en los años sucesivos hasta 1993 en que su
mayoría relativa les obligó a pactar con nacionalistas vascos y catalanes.
Los socialistas comenzaron su mandato en el 82 con decisiones bastante polémicas como la
expropiación del “holding” RUMASA, criticado más por razones legales que económicas, una
nueva ley para la educación que hacía frente a los colegios religiosos, otra que introducía por
primera vez en España la posibilidad de abortar, etc. En realidad lo más importante que se
alcanzó fue la desaparición total de cualquier intento violento de acabar con la democracia
tras el juicio a los condenados por el 23-F.
Posteriormente se producirían otros hechos políticos muy importantes como la adhesión de
España a la CEE o la borrascosa [ver más adelante] adhesión a la OTAN aparte del
importantísimo cambio en el campo de la medicina con la extensión a todos los sectores de
la población de la Seguridad Social y la educación (que se ha hecho obligatoria y gratuita
hasta los 16 años) o las infraestructuras especialmente el AVE y la transformación en
autovías de todas las antiguas carreteras nacionales radiales, algo estrechamente ligado a
dos acontecimientos muy importantes celebrados en 1992: los Juegos Olímpicos de
Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla.
Como notas más negativas del período destacan la ruptura de la tradicional unidad con los
sindicatos que convocaron dos huelgas generales ampliamente seguidas en el país y la corrupción, es decir la gran cantidad de casos descubiertos en que altos cargos socialistas o
próximos a ellos se beneficiaron ilegalmente del poder.
Estas dos últimas cosas, y el enorme crecimiento del paro en los años posteriores al 92, son
la causa de la derrota socialista a manos de Jose María Aznar quien, por lo exiguo de su
victoria, se vio obligado, también, a pactar con nacionalistas vascos y catalanes.
A pesar de la proximidad de un período que ha acabado recientemente podemos señalar
como hecho muy positivo la entrada, con el resto de países que han querido hacerlo, en la
moneda única con lo que eso supone de reducción de inflación, deuda, tipos de interés y
déficit públicos algo no hecho sin sacrificios por parte de la población. También es positivo el
mantenimiento de un período largo de crecimiento económico y de aumento en el número
de empleados. Finalmente la disminución de asesinatos terroristas cerraría el buen panorama
del primer gobierno Aznar.
En su contra están ciertos abusos cometidos en el campo de la información con la entrada
de Telefónica en todos los sectores de comunicación o los intentos de quitar poder al grupo
PRISA tradicionalmente vinculado al PSOE. Además se va a un modelo de sociedad en la
que lo privado es importante en educación (los colegios concertados, generalmente
religiosos, reciben bastante dinero mientras que los públicos ven congelados sus gastos) y
comienza a serlo en Sanidad donde el modelo de fundaciones independientes parece querer
sustituir a la red de hospitales públicos, es decir justo lo contrario de lo ocurrido en la época
PSOE.Buena parte de los altos mandos militares de los primeros años de la Transición eran
franquistas contrarios a la democracia. El ejército se convirtió en un permanente quebradero
de cabeza ante la posibilidad de un golpe de estado que fue fraguando entre generales
como Jaime Miláns del Bosch o el propio Vicepresidente del gobierno para asuntos de la
defensa Fernando de Santiago tras sus críticas a la legalización del PCE en la Semana Santa
de 1977 y del que se sospechaba era el autor de artículos periodísticos reclamando la
presencia militar en el periódico El Alcázar de la Confederación de Combatientes, junto con
El Imparcial los dos más incisivos en este sentido de la época.
Para sustituir a De Santiago se nombró a Manuel Gutiérrez Mellado, este sí un auténtico
militar demócrata de la escuela de Manuel Díez Alegría, que intentó minimizar al máximo el
impacto de los atentados terroristas en los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado y en
el propio ejército. No lo conseguiría y ya con la Operación Galaxia, un intento abortado en su
planificación del capitán Saénz de Ynestrillas y del teniente coronel de la Guardia Civil
Antonio Tejero Molina para dar un golpe muy parecido al que se produjo el 23-F, con la toma
como rehenes de todos los diputados y el gobierno en pleno durante la primera votación de
investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como sucesor de Adolfo Suárez que había dimitido a
comienzos del año 91.
Al mismo tiempo que Tejero entraba en el Congreso el ya citado Miláns del Bosch
proclamaba el bando del estado de guerra en la región de Valencia que estaba bajo su
mando, bando que esperaba ver seguido por una gran mayoría de capitanes generales de
las distintas regiones militares y, especialmente, por Madrid donde se encontraba la División
Acorazada Brunete, al mando de José Juste, que debía tomar la capital. Ninguno de los dos hechos se produjo por la intervención decidida de Don Juan Carlos I que consiguió aislar a
Miláns y reducir al mínimo la intervención de la Brunete (toma de RTVE, policía militar en el
Congreso).
El golpe se saldaría con la rendición de los guardias civiles y de Miláns y un juicio y un
recurso posterior en el Supremo en el que fueron condenados a fuertes penas los
principales acusados entre ellos el general Armada Comín que se presentó como solución de
compromiso con un gobierno de civiles de todos los partidos y militares, que no fue
aceptado por ninguna de las dos partes en conflicto.
Hoy en día se habla de que el golpe de estado fue posible no sólo por el terrorismo sino por
la amplia erosión de Adolfo Suárez y con él de la Presidencia del gobierno motivado por las
críticas de su propio partido, del mismo rey hastiado de comprobar el deterioro de la
situación y de los adversarios políticos que estaban deseando desembarazarse de él (en este
sentido es célebre una comida celebrada en Lérida entre el General Armada y el diputado
socialista Enrique Múgica).
El golpismo desaparecía prácticamente por completo tras el 23-F de 1981 no así el
terrorismo que continúa hasta nuestros días. Especialmente el relacionado con la izquierda
pues el de derechas ya fuera el Batallón Vasco Español o los más recientes GAL dejaron su
actividad en 1987 no sin antes asesinar a miembros de ETA refugiados en Francia e incluso
en plena transición a manifestantes en la calle como fue el caso de Arturo Ruiz o el de los
sucesos de Montejurra entre dos ramas enfrentadas del carlismo.
No es el caso de ETA que ha seguido estando presente en la vida política española desde su
nacimiento como una escisión de un grupo juvenil del PNV en los años 60 con momentos
tan significativos como el Proceso de Burgos en el que se condenaron a muerte e indultaron
(por Franco) a sus militantes detenidos más relevantes. Destacan también sus macabras
campañas de los 80 algunas de las cuales contemplan más de 100 asesinatos anuales, o el
que parecía comienzo del fin con la desaparición de su rama político-militar tras un pacto
entre el ministro del interior Juan José Rosón y el diputado de Euskadiko Eskerra Juan María
Bandrés. Como ya hemos dicho siguen presentes en la vida pública española con atentados
o guiando la acción política de grupos como Batasuna, Segi (rama juvenil) o gestoras proamnistía.
Capítulo aparte merecen los GRAPO un grupo de extrema izquierda muy minoritario lo que
no le impediría realizar acciones tan relevantes como el secuestro simultáneo del presidente
del Consejo Supremo de Justicia Militar general Villaescusa y el del Consejo de Estado
Antonio María de Oriol. Sus atentados constituirían durante toda la Transición un Guadiana
que parecía resurgir en los peores momentos lo que trajo a menudo la sospecha de ser un
instrumento de la extrema derecha.
El cambio político fundamental de esta primera etapa de gobiernos democráticos fue la
propia instauración de un régimen de partidos y elecciones y la instauración de la propia
Constitución.
La sucesión UCD, PSOE, PP sería el segundo gran cambio, es decir la alternancia deseable
en todo sistema democrático. Junto a ella los cambios en el exterior, entrada en la estructura
militar de la OTAN y en la CEE configuran la tercera gran novedad ya desarrolladas todas en
capítulos anteriores.
Entre los cambios sociales propios de esta época está la continuación de una tendencia
anterior a la democracia: el fortalecimiento de las clases medias urbanas reforzada por la
creciente importancia del sector servicios mientras que el mundo rural quedaba abandonado
o envejecido. Este desarrollo urbano hizo que Madrid, País Vasco y Navarra, y el área
mediterránea se convirtieran en las áreas más dinámicas social y económicamente del país.
La creación de un cierto grado de bienestar sería un segundo aspecto con la preocupación
por las pensiones y la educación con importantes inversiones en preescolar y secundaria
(obligatoria hasta los 16 años) y también universitaria: entre 1987 y 1996 se multiplicó por
tres el número de alumnos.
También se universaliza la Seguridad Social, no sin importantes problemas relacionados con
el monto de los medicamentos en los Presupuestos, y la universalización de las pensiones:
en este sentido fue muy importante la firma del Pacto de Toledo en 1995 entre los dos
grandes partidos de ámbito estatal.
También se puede considerar una transformación la redistribución de la renta relacionada
con la mayor seriedad con la que se aborda el tema del pago de impuestos, tema
relativamente marginal hasta la llegada de la democracia, y que ahora se convierte en el
centro de la redistribución de la riqueza como objetivo social básico. La lucha contra el
fraude en las declaraciones es uno de sus pilares.
Un nuevo cambio es la situación de las mujeres cada vez más volcadas a la vida laboral
donde se encuentran, a menudo, ante situaciones claramente desfavorables que se intentan
paliar mediante leyes que practican la discriminación positiva. Además es típico de su
situación el papel tan importante que siguen desempeñando en la vida familiar algo que
dificulta, se utiliza ahora el término de conciliación, su vida laboral.
Otra novedad es la propia estructuración familiar cada vez más relacionada con estructuras
pequeñas relacionadas con la secularización y con la propia incorporación de la mujer al
trabajo. Además la Ley del divorcio trajo tipos diferentes de familias como lo hace la propia
tendencia de la sociedad hacia el monoparenteralismo.
La multirracialidad reciente es un nuevo reto social que ya alcanzaba en 2008 el 15% de la
población total. Individuos concentrados cerca de las grandes ciudades o en zonas de
importante producción agraria, poco cualificados, procedentes tanto del Norte de África
como del este de Europa o de Latinoamérica que invertirán la pirámide poblacional y
proporcionarán alivio al sistema de pensiones y apoyo al desarrollo económico.
También son típicos cambios sociales relacionados con lo que se llama posmodernismo el
desarrollo del pacifismo (desde el referéndum de la OTAN) específicamente relevantes al
hablar del terrorismo vasco (Gesto por la Paz, Manos blancas), la expansión de las múltiples
ONG (Médicos sin Fronteras. Amnistía Internacional) y la difusión de una conciencia
ecológica (desde ADENA y Félix Rodríguez de la Fuente a Greenpeace).
No podemos acabar los cambios sociales sin mencionar las consecuencias de la
liberalización de las comunicaciones y la expansión de la telefonía móvil o el desarrollo del
mundo ligado a Internet y su consecuencias comunicacionales.
La Democracia heredó del Franquismo la crisis económica de 1973 relacionada primero con
un factor externo, la dependencia energética, al que se le añade la inestabilidad política hasta
llegar a tasas de inflación del 25 %, crecimientos negativos del PIB por debajo del 2%. El
factor interno político hacía muy difícil las políticas de ajuste instrumentalizadas en otros
países.
La consecuencia a largo plazo para España fue la instauración del desempleo como
fenómenos estructural relacionado con la incapacidad de la economía española para atajarlo
entre otras cosas por el regreso de los emigrantes que cerraban una válvula de escape, la
incorporación de la mujer al trabajo y la llegada de las masivas generaciones producto del
crecimiento demográfico de los años 60.
Para frenar esto se firmaron los denominados Pactos de la Moncloa en octubre de 1977
para sanear la inflación y el déficit público que se transformó en una política de contención
salarial compensada por el Estatuto de los Trabajadores con mejoras importantes en
capítulos como el desempleo.
Además se planteó el tema de las reconversiones que quedó parado por una nueva crisis
petrolífera en 1979 con lo que las reformas se cambiaron a temas fiscales como nuevas
leyes sobre la progresividad de los impuestos y la Ley de Sociedades a pesar de lo cual se
disparó el gasto público, el déficit y el desempleo.
La labor del PSOE a partir de 1982 sería la de ajustar la economía y reconvertir los distintos
sectores productivos. Para ello se devaluó la peseta, se consiguió colocar la inflación por
debajo del 10% consiguiéndose en 2004 un superávit presupuestario ayudado por la
superación de la crisis del petróleo y la incorporación a las CEE.
La reconversión, además, había sido muy dura especialmente en el sector industrial
acabando con empresas en crisis o no viables lo que golpeó importantes zonas del país
(Asturias, Sagunto). También tuvo que intervenirse la banca (29 bancos hasta 1988) por la
mala gestión de la misma.
Se entraría luego en un período expansivo entre el 85 y el 92 caracterizado por la aparición
de los nuevos ricos de los felices 80 y la creación de importantes infraestructuras (inicios del
AVE, creación de una red radial de autovías) lo que no impidió el mantenimiento del paro en
tasas altas.
La crisis de 1992-93, cíclica, marcó un récord en el desempleo del 24%, nuevos aumentos
del déficit público (6,75) y una nueva devaluación de la peseta (7%), Su duración fue breve y
en seguida se sentaron las bases para solucionarla y acometer un objetivo más ambicioso:
cumplir con los objetivos de convergencia de Maastricht y estar, algo impensable hacía poco
tiempo, en una moneda común con países como Francia y Alemania.
Será el Partido Popular el encargado de realizar la tarea reduciendo el déficit público hasta
menos del 3%, la deuda pública por debajo del 60% y la inflación y los tipos de interés a las
demandas europeas (1,5% menor de la media de las tres mejores; un 2% menor a los 3 más
estables).
Dio comienzo un prolongado período de crecimiento duradero hasta los años recientes
basado en un poderoso boom inmobiliario relacionado con el endeudamiento de las familias,
la bajada de los tipos de interés en los préstamos y la política de los ayuntamientos de
vender suelo público para financiar su actividades.
Además creció el consumo interior por las mejoras en las condiciones de vida lo que produjo
notables descensos en el endémico problema del paro que convirtió a España en un país
receptor de mano de obra pues los españoles abandonarían tareas poco cualificadas que
pasaron a ser ocupadas por los venido de fuera, el gran cambio posterior al año 2000.
No podemos acabar los cambios sociales sin mencionar las consecuencias de la
liberalización de las comunicaciones y la expansión de la telefonía móvil o el desarrollo del
mundo ligado a Internet y su consecuencias comunicacionales.
El cine inicialmente intenta revisar la España de Franco, algo que se hace en películas
imprescindibles como las Canciones para después de una guerra del olvidado Basilio Martín
Patino o en la serie de un reconocido Luis García Berlanga en torno a La Escopeta Nacional
crítica del mundillo de las cacerías tan próximo a Franco.
Además en Madrid se gestó la denominada nueva comedia madrileña que marcaba un
espíritu transgresor propio de la época: ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como
éste? de Fernando Colomo donde comenzaba una jovencísima Carmen Maura o la Ópera
Prima de Fernando Trueba
Sin embargo el gran talento de la época es Pedro Almodóvar que empezó en la comedia
(Pepi, Lucy y Boom y otras chicas del montón con Alaska y Maura entre otras aspirantes a
actrices) y acabó haciendo películas más intimistas que le consagrarían internacionalmente
en los oscars como director y guionista. (Todo sobre mi madre. Hable con ella). Además hay
que destacar la importancia del gran y variado número de directores vascos como Montxo
Armendáriz (Tasio), Juanma Bajo Ulloa (Alas de Mariposa) e Imanol Uribe (El proceso de
Burgos). A ellos se les uniría más tarde Julio Medem o el propio Alex de la Iglesia (El día de la
bestia). Finalmente otro ejemplo de la vitalidad del cine español, a veces no refrendada
cuantitativamente por los espectadores españoles, la creación de una Academia y, sobre
todo, de unos premios, los Goya, con transcendencia pública innegable desde 1987.
La repentina libertad de expresión, una intensa actividad editora y el aumento del nivel de
vida y la formación de los españoles trajo un importante desarrollo literario. Entre la gran
cantidad de estilos y tendencias podemos citar el desarrollo de la novela negra con el primer
Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta) o la serie del detective Pepe Carvalho
del barcelonés Manuel Vázquez Montalbán. La novela histórica fue cultivada por Antonio
Muñoz Molina (Beltenebros), Julio Llamazares (Luna de lobos) y más recientemente por
Javier Cercas (Soldados de Salamina) y Manuel Rivas (El lápiz del carpintero)
Se produce, también, la expansión de una novela comercial de cierta calidad contenida en
las obras de Arturo Pérez-Reverte (la serie del capitán Alatriste) o Antonio Gala que da
mucha importancia en sus tramas a las historias pasionales (La pasión turca). En un sentido
contrario estaría la obra más intimista y de estilo minucioso de Javier Marías (Todas las
almas), Juan José Millás (La soledad era esto) o Félix de Azúa (Historia de un sentimental
contada por sí mismo).
A destacar finalmente la obra de numerosas escritoras de calidad como Almudena Grandes
(Las edades de Lúlú), Rosa Montero (Crónica de un desamor) o la más reciente Dulce
Chacón (La voz dormida).
Que España era un país que había transformado ampliamente su mentalidad religiosa en otra
mucho más secular era algo que muchas estadísticas reflejaban. Eso, unido a un enorme
deseo de diversión y transgresión, configuran el fenómeno cultural y de mentalidades
llamado la movida que consiste en una manera intensa de vivir la vida a través de la creación
y la diversión (donde no faltaba el recurso a las drogas especialmente la heroína que se
llevaría con ella a numerosos personajes de la época) que surgían por todas partes.
Empieza articulándose en torno a la música, apoyada por el deseo de las autoridades
municipales de ofrecer nuevas maneras de expresión, con grupos como el mítico Kaka de
Luxe que daría lugar a Alaska y los Pegamoides con unas letras increíblemente
transgresoras. De esa misma época es Nacha Pop, el grupo de Antonio Vega y su “chica de
ayer”; Radio Futura con Santiago Auserón otro valor indiscutible de la nueva música, Los
Secretos o los gallegos de Siniestro Total. También se relacionan con la movida los fotógrafos
Ouka Lele o Alberto García-Alix (aunque desde perspectivas bien distintas: más onírica ella;
más realista él), el ya citado Almodóvar, los literatos Eduardo Haro Ibars (autor de numerosos
artículos y canciones de grupos tan famosos como la Orquesta Mondragón) o el poeta Luis
Antonio de Villena.
Otra evolución de las mentalidades dentro de esa secularización de la que hemos hablado es
el triunfo amplio del consumo que ya no sólo abarca los aspectos básicos de la vida (desde
una aspiradora a un coche) sino que se ha convertido en un fin en sí mismo: comprar lo
último que exista en el mercado por el mero hecho de tenerlo algo especialmente importante
en el campo de la electrónica de pequeño tamaño (MP3) o en el de la telefonía móvil como
dos ejemplos de las últimas tendencias.
También es típico de la mentalidad actual y contrasta con lo que era fundamental en la
Transición es el olvido de la política como preocupación colectiva llegando incluso a
momentos de absoluta crítica generalizada lo que no impedirá que las cifras de la
participación en las elecciones no sean aún muy bajas.
Frente a ello como hemos dicho, el consumo. Por ejemplo el fenómeno de la prensa y la
televisión rosas, los programas de telerrealidad o el todopoderoso fútbol que alcanzarían
cifras enormes de ventas y audiencias y que es, sin duda, una de las señas de nuestra
cultura popular y que muestra el éxito del consumo desideologizado y de masas.

2 comentarios:

  1. MUCHAS GRACIAS POR LOS APUNTES ME HAN SERVIDO MUCHO

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  2. Anónimo dijo...
    MUCHAS GRACIAS POR LOS APUNTES ME HAN SERVIDO MUCHO

    18 de abril de 2010 14:52

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