lunes, 12 de abril de 2010

15.1. La creación del estado franquista: fundamentos ideológicos y apoyos sociales. Evolución política y coyuntura exterior. Del aislamiento al recono

No existe propiamente dicha una ideología franquista como si las hubo en los casos de la
Alemania nazi o la Italia fascista.
Parece claro que Franco tenía claro lo que España no debería ser: oposición a la libertad de
expresión y a los partidos en nombre del antiliberalismo que conducía a la disolución social y,
en último término, preparaba la llegada del comunismo, el verdadero causante de la guerra
civil y de las dificultades que el Franquismo encontraba en el exterior. Denuncia hasta los
años 60 de un pacto entre la masonería (asimilada al liberalismo y la democracia) con los comunistas para acabar con su régimen. Y todo ello en una época de división del mundo en
dos bloques representados por los supuestos aliados contra Franco.
Los grupos que le apoyaban procedían de distintas ideologías aunque tenían rasgos en
común: tradicionalistas, sobre todo carlistas, juanistas, bastante dependientes de Acción
Española, falangistas y otros varios de acuerdo en instaurar un régimen social cristiano,
basado en la caridad de los ricos y la paciencia de los pobres.
De este último grupo surgiría la Asociación Católica Nacional de Propagandistas de acuerdo,
como todos los anteriores, en la confesionalidad y el autoritarismo y en un nacionalismo
español excluyente de cualquiera que pretendiera derechos propios. Hablaban de buscar el
orden social en la defensa de la familia y la propiedad privada aunque defendieron el
intervencionismo en sectores clave y siempre todo desde una perspectiva antiliberal y
anticomunista.
Había matices que les diferenciaban entre sí como el monarquismo y cierto interés en la
representación de municipios y regímenes históricos (carlistas) monárquicos autoritarios
(juanistas) , fascistas, aunque siempre sometidos a Franco una vez desaparecido su
fundador (falangistas), católicos y con cierta experiencia administrativa previa a la guerra
(ACN de P) $que afirmaban buscar una apertura del Régimen desde dentro, lo que
provocaba cierta inquietud en los otros, aunque estuvieron con Franco hasta el final. Y, en fin,
grupos profesionales sin adscripción política clara pero sí autoritarios, anticomunistas,
antiliberales y sobre todo, muy fieles a Franco caso de los jefes y oficiales del ejército y los
miembros del clero.
El temor a una nueva guerra civil y la represión y el miedo que cundió entre los republicanos
supervivientes produjo una gran estabilidad interior: el orden público y un ejercicio estricto de
la autoridad junto al catolicismo del régimen sentarían las bases del apoyo a Franco.
Así entre los pequeños y medianos propietarios agrícolas a los que, además, se añadía el
gran respeto por la propiedad, de Castilla –León , Cantabria, Navarra… pero también de
Valencia o Alicante. También apoyarían a Franco las clases medias urbanas de las pequeñas
y medianas ciudades que no estaban en condiciones de exigir nada que no fuera trabajo y
fuertemente desmoralizadas por la derrota cuando no fieles apoyos de Franco.
Especialmente importantes serían los empresarios y financieros, el clero y el ejército mucho
menos numerosos (más de la mitad de la población vivía en el campo)pero con una
capacidad mayor de estabilizar el régimen.
Los militares aseguraban materialmente la fuerza y su presencia se hacía sentir en toda la
sociedad con el desarrollo de una mentalidad y disciplina jerárquicas, el apoyo popular por
los desfiles y los uniformes, etc. Dentro de ellos había diferencias pero todos acababan por
apoyar a Franco por más que fueran tradicionalistas (Varela), falangistas (Yagüe) o juanistas
(Vigón). Apreciaban de él su capacidad para defender España y si bien no eran los creadores
de la teoría del caudillaje sí la aceptaron entre otras cosas porque se vieron muy favorecidos
por ella: hasta 1945 el 45% de los nombramientos ministeriales fue para militares y un 36%
de los altos cargos políticos. Sus salarios no eran muy altos pero tenían grandes ventajas
cotidianas: casas propias, economatos donde encontraban productos que sólo había en el
mercado negro, colegios especiales, asistentes gratuitos.
El otro gran grupo fundamental en el primer momento son los clérigos especialmente
agradecidos a Franco pues, en muchos casos, les había salvado, literalmente, la vida . El
Estado, además, reconstruyó los templos y los colegios, se proclamó confesional y prohibió
otras religiones, hizo obligatoria la enseñanza de la religión, e, incluso los arzobispos y el
primado fueron consultados para la política a seguir que ellos estimaban debiera ser
contraria a los nazis condenados por el Papa. En general se facilitaba la llegada del mensaje
cristiano a los hogares a través de los medios de comunicación social aunque a riesgo de
identificarse con el Régimen y hacer del antifranquismo un anticlericalismo, al menos en esta
primera fase.
La evolución política de la dictadura franquista durante el periodo que va del final de la guerra
civil (1939) al plan de estabilización (1959), está fuertemente condicionada por la evolución
de la política exterior. El apoyo recibido por las potencias del Eje durante la Guerra Civil y el
inmediato estallido de la II Guerra Mundial determinó el alineamiento del régimen a favor de
éstas y el modelado, bajo fórmulas fascistas, del nuevo Estado. Los avatares de la guerra
llevaron a España a adoptar una posición inicial de neutralidad en el conflicto –aunque con
profundas simpatías por las potencias fascistas con las que se unirá en el pacto anti-
Komintern en 1939–, para pasar en 1940 a una no-beligerancia cercana a la intervención –en
un modelo semejante al seguido por Italia en su entrada en la guerra–, retornando en 1943 a
la neutralidad, como consecuencia de los avances militares de los Aliados. El triunfo de las
potencias democráticas y de la URSS en la Guerra Mundial provocó el aislamiento
internacional del régimen, cerrándose su frontera con Francia en 1946 y siendo condenado
por la recién nacida ONU ese mismo año. Como consecuencia de esa condena, los
embajadores extranjeros abandonaron Madrid, con la excepción de Irlanda, Suiza, Portugal,
Argentina y el Vaticano.
Con posterioridad, el enfrentamiento entre los antiguos aliados durante la Guerra Fría
permitirá al régimen de Franco salir de su postración internacional, valorándose su decidida
posición anticomunista. España firmará unos convenios de defensa con los EEUU en 1953,
el mismo año en que se signará un nuevo Concordato con la Santa Sede y en el que se
levantará la resolución condenatoria de la ONU, organización en la que España entrará en
1955.
Todas estas circunstancias tendrán su reflejo en la organización política y legal del régimen.
El conjunto de Leyes Fundamentales del franquismo no responden a una determinada
concepción del poder, sino que más bien son el intento de adecuar la organización legal del
Estado a las circunstancias del momento. Durante la Guerra Civil y hasta 1942, la legislación
franquista va a mostrar los vínculos que unían al régimen con el fascismo. Así, El Fuero del
Trabajo de 1938 definía a España como un Estado nacionalsindicalista, el ideal de Falange,
regulaba las relaciones en el mundo del trabajo y creaba el Sindicato Vertical, modelo fascista
de sindicación que reunía a empresarios y trabajadores en una misma organización y que fue
entregado a la Falange. Junto a esta norma, el periodo comprendido entre 1939 y 1942 vio
la consolidación legal de un duro sistema represivo por medio de las leyes de
Responsabilidades Políticas (1939), de Represión del Comunismo y la Masonería (1940) y de
Seguridad del Estado (1941).
La evolución de la II Guerra Mundial favorable a las posiciones aliadas, determinó el
abandono de las formas fascistas y el intento de asemejar el régimen a las triunfantes
democracias norteamericana y británica, sin renunciar por ello Franco a su poder personal.
Así, en 1942 se aprobará la ley constitutiva de Cortes, que pretendía dar la imagen de una
división de poderes y de representatividad social creando unas Cortes con más de
quinientos procuradores, la mayoría de ellos nombrados directamente por el dictador.
El resultado del conflicto mundial forzó al franquismo a insistir en su intento de homologarse
con las fórmulas democráticas. En 1945 se aprobará el Fuero de los Españoles, en
apariencia una declaración de derechos, pero que sancionaba un régimen autoritario, de
carácter confesional y derechos limitados. También se aprobará ese año la Ley de
Referéndum, tratando de demostrar que en España estaba reconocido el sufragio universal.
Utilizando esta ley, se sometería a referéndum la Ley de Sucesión, que declaraba a España
reino, confirmando a Franco como Jefe vitalicio del Estado y otorgándole la posibilidad de
designar a su sucesor a título de rey. La ley sería aprobada por más del 93% de los votantes,
con apenas un 18% de abstención, en una votación donde se recurrió al «pucherazo».
Una vez superado el aislamiento, consecuencia de la cercanía del franquismo a las potencias
del Eje, el franquismo recuperaba parte de la retórica falangista en la Ley de Principios del
Movimiento Nacional de 1958, donde se definía a España como una «unidad de destino en
lo universal», una monarquía católica, social y representativa. «La Falange había ido
disolviéndose gradualmente en el Movimiento, definido no ya como un partido único, sino
como una “comunión” de principios, integradora de la pluralidad del régimen », en palabras
de Juan Pablo Fusi.
Cinco son las etapas que Juan Carlos Pereira y Pedro Martínez hacen de las relaciones
internacionales hasta 1957. En ellas se amalgaman lo interior con lo exterior y éstos con la
economía. Éstas serán: 1935-45: firme alineamiento con las potencias del Eje. Estructura
autoritaria y modelo económico autárquico. Oscilación entre neutralidad y no beligerancia
con una intervención directa en el conflicto mundial. En abril y mayo de 1944, ante el cambio
en la guerra a favor de los aliados, Franco se inclina hacia estos últimos.
1945-1949: a pesar del cambio y por su antigua inclinación fascista, el Régimen es
condenado a un duro aislamiento internacional especialmente en los cinco años que siguen
a la finalización del conflicto. Franco se ve obligado para mantenerse a cambios importantes
como la configuración del país como un reino y el mayor peso de los católicos sobre los
falangistas. La Guerra Fría cambiará la actitud hacia España.
1950-1953: el eje Madrid-Roma-Washington se convierte en objetivo prioritario del estado
español al que ayuda mucho la actitud norteamericana influida por el contexto internacional.
El Régimen se liberaliza progresivamente desde el punto de vista económico y todo ello
permite la firma de dos tratados internacionales: el Concordato con el Vaticano (agosto 1953)
y los pactos económico militares con los Estados Unidos (septiembre de 1953).
1953-1957: España, tras la doble firma, inicia una campaña para ingresar en los organismos
internacionales culminada con el ingreso en la ONU en 1955. Además soluciona el problema de Marruecos con la independencia de este territorio y relanza con fuerza la cuestión de
Gibraltar.
El exilio.
Se caracteriza por las siguientes notas:
a. Defensa de la legalidad republicana.
b. Único exilio masivo español hacia Latinoamérica tras las independencias del s. XIX.
c. Exilio del pueblo pero también del gobierno y las instituciones que no se disolverán hasta
el 21 de junio de 1977.
Encuadrado dentro de otros típicos de la Europa del s. XX como el que sigue a la subida al
poder de los fascismos italiano y alemán o a la revolución soviética. Se diferenciará de ellos
por la resistencia de los españoles a perder sus señas de identidad.
Elevado nivel cultural especialmente en los campos de la ciencia y la poesía (casi toda la
generación del 27 forma parte de él: Cernuda, Salinas, Alberti).
Francia y México son los dos puntos clave en el destino de los españoles de tal forma que se
ha hablado de dos exilios distintos: el francés popular (emigración obrera y sindical) y el
americano, pequeño-burgués con el que se relacionan la mayor parte de los intelectuales
exiliados.
Igualmente los emigrados a ambos países pasan por una situación distinta: en Francia llegan
a campos de concentración y toman parte activa del conflicto europeo al integrarse en la
resistencia contra los nazis. Cuando acaba la Guerra, los supervivientes rehacen su vida en el
Sur del país.
En México el presidente Lázaro Cárdenas, que apoyaba el gobierno de la II República y no
reconoció nunca a Franco, les hizo un gran recibimiento creando incluso centros académicos
y docentes para que los exiliados pudieran ofrecer una importante aportación intelectual.
A pesar de ello ambos exilios tienen un objetivo común: restablecimiento en España de la
libertad y la democracia. Este proceso pasa por cuatro fases:
a.1939-1950: dos polos fundamentales: Negrín en Londres y Prieto en México. Consiguen
que el reconocimiento oficial no caiga del lado de Franco.
b.1959-1962: reconocimiento internacional del régimen franquista.
c.1962-1969: colaboración entre exiliados y oposición interior al régimen de Franco. Por
ejemplo a través de revista , muchas de las cuales se editaban en París como los Cuadernos
del Ruedo Ibérico. Por la evolución de las protestas en España, el exilio pasa a depender de
la oposición interior.
d.1969-1977: se va recuperando lentamente el exilio con la vuelta a España de los que se
marcharon. El 21 de junio de 1977 se disuelve el gobierno español en el exilio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario