sábado, 21 de noviembre de 2009

4.5. Manifestaciones artísticas

A lo largo del siglo XI, se desarrollará un nuevo estilo artístico, de influencia europea, donde se
sintetizan elementos del arte romano, bizantino y prerrománico.
La arquitectura románica se caracterizará por emplear el muro (básico de sostén), la columna, el
arco de medio punto y la bóveda de cañón. Destacan la catedral de Santiago de Compostela, los
monasterios de Leyre y Santo Domingo de Silos y las iglesias de San Martín de Fromista y San
Clemente de Tahull.
La escultura románica esa antinaturalista, con papel decorativo y doctrinal en los templos,
recubriendo capiteles, tímpanos y arquivoltas de las puertas; también encontramos tallas de madera
polícroma, marfil y orfebrería. Destaca el conjunto escultórico de Santiago.
La pintura es igualmente antinaturalista, sin perspectiva, con trazos lineales y colores planos.
Destacan los frescos de San Isidoro de León (“Capilla Sixtina” del románico) y los de la iglesia de
San Clemente de Tahull.
Desde finales del siglo XII, se desarrollará un nuevo estilo artístico, el gótico, expresión de una
nueva sociedad marcada por el incipiente desarrollo de la burguesía y el comercio en el marco de las
nuevas ciudades.
La arquitectura se caracteriza por la luz y los espacios verticales, gracias a innovaciones
constructivas: arco ojival, bóveda de crucería y arbotantes, que liberan los muros, que se pueden
cubrir con vidrieras (luz coloreada), y ampliar considerablemente la altura de los edificios (catedrales
y edificios civiles). Destacan las catedrales de Burgos, León, Toledo, Gerona, Barcelona y Palma de
Mallorca.
La escultura y la pintura trascienden el antinaturalismo románico proporcionando mayor
movilidad a los elementos representados en obras religiosas y civiles. Divinidad humanizada, belleza
ideal y serena dentro de ciertos convencionalismos.

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