El desarrollo artesanal y comercial de Barcelona llevó al establecimiento de cónsules y factorías
comerciales en las principales ciudades del Mediterráneo. La corona protegió y apoyó su desarrollo
con instituciones como el Consolat del Mar. Después de las grandes conquistas de Jaime I en el
siglo XIII, se canalizaron los intereses nobiliarios y mercantiles hacia el exterior. Así, Pedro III
apoyará a napolitanos y sicilianos contra el dominio francés, y será coronado rey de Sicilia en 1282.
Por el Tratado de Caltabellota (1302) Francia y el Papado reconocen su reinado y se concede a
Jaime II la isla de Cerdeña. Más tarde (1442), será Nápoles el reino incorporado por Alfonso V. En
todo el proceso de conquistas por el dominio político y comercial en el Mediterráneo tuvo una
actuación especial un ejército de mercenarios (Almogávares), que llega a conquistar territorios en
los dominios del imperio bizantino (Atenas y Neopatria). Con estas actuaciones se consolidó una
política exterior opuesta a Francia y de expansión comercial de los aragoneses que continuarán los
Reyes Católicos y sus sucesores.
sábado, 21 de noviembre de 2009
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