Los enormes dominios de los Austrias tenían en común únicamente la figura del rey, que tenía
todos los poderes, como corresponde a una monarquía autoritaria. El gobierno del reino se
organizaba en consejos: los territoriales (Consejo Real de Castilla, Consejo Real de Aragón,
Consejo de Indias, Consejo de Italia, Consejo de Flandes y Consejo de Portugal) y los temáticos
(Consejo de Estado -política exterior-, Consejo de Hacienda, Consejo de la Inquisición, Consejo de
Órdenes y el Consejo de Guerra). Este sistema de consejos garantizaba una considerable autonomía
a las diferentes partes del imperio pero al mismo tiempo complicaba la coordinación y la toma de
decisiones. Además los diferentes territorios tenían virreyes, que representaban a la figura del rey:
Navarra, Aragón, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Nueva España, el Perú. Siguieron existiendo las
Cortes de los diferentes reinos, y los municipios, donde los reyes estaban representados por el
Corregidor.
sábado, 21 de noviembre de 2009
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